martes, 13 de noviembre de 2012

Codicia: ¿innata o aprendida?


Hace unos días, algunos amigos y yo nos embarcamos en una acalorada conversación sobre los sistemas políticos, sobre el comunismo, el capitalismo, sus aciertos, sus errores, y sobre sus posibilidades.

Cada uno desde sus opiniones y creencias, llegamos planear un buen rato sobre una interesante cuestión: ¿somos codiciosos y acaparadores de forma innata, o hemos nacido en un sistema que nos educa para serlo?

Vayamos por partes, porque la cuestión tiene miga.

En primer lugar, hablamos de la posibilidad de que cada persona, en una sociedad hipotética, fuera capaz de vivir con lo que NECESITA, sin pedir nada más. Y cuando hablamos de lo que necesita cada individuo, se entiende que CADA PERSONA decide lo que necesita, y lo pide al gobierno. Y se le da.

Una de las condiciones de esta sociedad hipotética es que la educación, tanto formal como informal (véase medios de comunicación, publicidad, etc.) promueva unos valores de solidaridad, de igualdad, de comunidad... favoreciendo que, desde pequeños, los ciudadanos y ciudadanas vivan de acuerdo con esos valores. Que esos sean los valores que se promuevan desde todos los ámbitos de la vida.

Y digo PROMUEVA estos valores. Que no los imponga el gobierno, ni los exija, ni vayan en contra de la voluntad de los ciudadanos.

Con estas condiciones, con estos valores enraizados en lo más profundo de la sociedad... ¿sería posible que la gente viviera con lo que necesita, sin pedir más? ¿o acaso hay una condición humana interior, innata, que más tarde o más temprano acabará saliendo, y que nos hará pedir más de lo que necesitamos?


¿QUÉ OPINAS TÚ?


Evidentemente, esto hay que imaginárselo, muy hipotéticamente, y en una sociedad que históricamente haya crecido con estas condiciones y valores. No hablamos de cortar ahora por lo sano y hacer este "experimento". Está claro que no funcionaría.


Quizás porque llevamos tantos años, tantas generaciones, creciendo en un sistema competitivo, alimentándolo. Un sistema que pone por delante los intereses del "yo" antes que los intereses del "nosotros".

Y no sólo participan de esto las grandes multinacionales, la publicidad o los medios de comunicación. Nuestra forma de enseñar, de educar y formar a nuestros niños y jóvenes favorece la competitividad como un valor indispensable para la vida actual. MIS intereses, MI beneficio, MI bienestar, por encima de cualquier otra cosa.

No sé bien cómo terminar esta reflexión, porque no hay una conclusión final, clara y global, a la que pudiéramos llegar. Sin embargo, hay matices, hay pequeñas esperanzas, islas que surgen de vez en cuando en el mar globalizado donde vivimos.

Una de ellas os la dejo a continuación. Quizás os sirva para iluminar un poco esta reflexión. A mí por lo menos me ha abierto los ojos en cuanto a mi forma de ver la educación. No tiene desperdicio, dura un par de horas pero podéis verlo a cachitos. Guardáoslo en favoritos para esos ratos que no sabéis qué hacer frente al ordenador.


Disfrutadlo, ¡y no dejéis de comentar lo que pensáis!

6 comentarios:

  1. Ójala esta crisis que estamos sufriendo nos lleve a cambiar... otra isla puede ser la Economía del Bien Común...

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  2. Hay muchos ejemplos dentro de las sociedades de cazadores-recolectores de pueblos que no se dedican a acumular y tener más que el otro. Y no solo no viven para acumular, sino que cuando por alguna circunstancia (una caza o una cosecha generosa) tienen más que los demas lo tienen que compartir. En antropologia son muchos los ejemplos que se conocen, pero quizas los más conocidos sean el "potlacht" entre los pueblos de la costa oeste norteamericano-canadiense, y el "hxaro" entre los Kung africanos. Estos pueblos que llamamos "primitivos" eran mucho más igualitarios y justos que nuestra sociedad ultramoderna en la que se vive (y se educa)para TENER, para ACUMULAR, y no se vive para SER, para COMPARTIR, para SERVIR al otro.
    Un saludo Pedro Sanchez

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    1. Gracias por iluminarnos, Pedro; da gusto saber que hay sociedades en las que sí se promueven y se vive con estos valores.

      Sin embargo, cabría preguntarse si estos gestos de generosidad y de compartir con otros podrían darse en una población mucho más grande (un país, todo el planeta...), donde la mayoría de los individuos no se conocen entre sí.

      Está demostrado que las actitudes positivas hacia los otros surgen con mucha más facilidad cuando se está en contacto físico con esos otros. Y por el contrario, la base de muchas actitudes negativas (racismo, homofobia, etc.) es la falta de contacto y de conocimiento de los otros, a los que vemos como demasiado diferentes a nosotros.

      Queda demostrado por Pedro que en pequeñas (o medianas) poblaciones, es posible. Pero... ¿y a nivel global?

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  3. El ser humano es un ser compasivo por naturaleza y al que no le es extraño ni ajeno poner a los pobres y los débiles en el centro desde la gratuidad. Así ocurre, por ejemplo, con el nacimiento de un nuevo miembro en una familia: el recién nacido, en la debilidad completa y con la necesidad de que le hagan todo (cuidados continuos, higiene, alimentación...) se convierte de un modo natural en el centro de todas las miradas y las atenciones. También en el ocaso de la vida, cuando las personas nos vemos limitadas por la vejez, es normal ver que las familias (hermanos, sobrinos, hijos) se articulan para cuidar a estas personas en debilidad y ponerlas en el centro.
    A nadie le resulta chocante este tipo de comportamientos. Sin embargo esa opción por los pobres y los débiles a menudo se diluye cuando pasamos, como tú dices, a ámbitos más amplios. Esa solidaridad y compasión que nos resulta tan natural en el familiar o vecino no lo es tanto cuando pensamos en la sociedad en general o en el mundo.
    De ahí que sea cada vez más necesario educar la sensibilidad para percibir al otro como hermano y no como extranjero y extraño y así pasar de la idea de sociedad a la idea de comunidad.

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    1. Está estudiado, la afinidad nos hace más proclives a la filantropía, a la solidaridad. Así es que, como tú dices, por qué no nos educamos en ser más afines? Más hermanos, más cercanos?

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  4. Yo había sido un poco más "poético" (y mira que lo soy poco) que Pedro para decir lo mismo pero no sé por qué no se publicó. Y ya sé que me repito de otras veces,... canta Pablo Guerrero: "Islas hay en el tiempo donde vivir querría; y pueblos donde son las tareas comunes. En la escuela se aprende a manejar cometas; y a vivir que es lo mismo lo mío que lo tuyo. PARAÍSO AHORA!" Islas que visito de cuando en cuando, islas a las que acudo casi cada día o cada semana,... existen. Os lo juro. Y hay muchas. Existen... en este mundo globalizado, en este mundo poco "primitivo" y, a la vez tan salvaje, haciéndose sitio en este mundo ... sin codazos... en este mundo tan poco proclive a la utopía, silenciosamente... pero ¡EXISTEN! (sotto voce) se construyen. ¡Qué razón tiene Álvaro!

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