miércoles, 14 de noviembre de 2012

De la huelga.


Me cuesta tanto trabajo escribir sobre el tema del día que no sé por dónde voy a empezar, y me da la sensación de que voy a terminar hablando de cosas que poco o nada tienen que ver con la huelga. Aún así voy a intentarlo.

Con el paso del tiempo, uno se va acostumbrando a la habitual guerra de opiniones que surgen cada vez que se convoca una huelga, manifestación, marcha o concentración de protesta. Poca diferencia hay entre los comentarios que podíamos leer o escuchar el pasado 29 de Marzo y los de hoy. Y alguna diferencia más, pero tampoco excesiva, con los que podíamos leer los días posteriores al 15 de Mayo de 2011, o al 25 de Septiembre de este año.

Y hay de todo tipo. A favor, en contra, apoyando, justificando, insultando, agrediendo, incitando, malhumorando, motivando, acusando... en unas direcciones y en otras. En muchas direcciones.

Todos los que estéis leyendo esto estáis a un sólo click (http://www.twitter.com) de tener en vuestra pantalla una cantidad infinita de comentarios, opiniones y reflexiones acerca de la protesta de hoy.

Al final se reduce a lo de siempre: unos tirando piedras contra otros, que las recogen del suelo y se las vuelven a lanzar. Vale, hay muchos "bandos", muchos "colores", muchos "motivos". Diferentes y respetables. Pero cuando acudimos a las redes sociales, los periódicos o la televisión, parece la misma historia de siempre.


Hoy, cuando estaba en la manifestación apoyando la huelga general, iba delante de mi un grupito de personas de edades distintas: dos niños, dos o tres mujeres adultas, un señor mayor y otro algo más joven. Todos ellos sin pegatinas, ni banderas, ni nada que les identificase como partidarios de nada en especial.

Una de las mujeres llevaba una bolsa de pipas de la que iba comiendo tranquilamente a medida que caminábamos con la manifestación. En un momento dado, se ha girado y me ha visto mirar a la bolsa de pipas con cara de hambre (hambre que tenía, era la hora de la merienda...). En ese momento, me ha sonreído, se ha acercado a mí y me ha dicho: toma, mi niño. Me ha dado un puñado de pipas, se lo he agradecido con cara de sorpresa, y hemos seguido manifestándonos.


Hay una parte de todas estas cosas, de las manifestaciones, las marchas, las protestas; que nos perdemos si nos quedamos en casa mirando las 3 pantallas (movil, TV y ordenador). Podemos estar totalmente informados, y al minuto, saber cuántos porrazos ha dado la policía y cuántos contenedores han ardido, y si eran de papel, plástico o vidrio. Podemos escuchar en directo los gritos de los manifestantes y al segundo escuchar también las declaraciones del político de turno valorando lo sucedido.

Sin embargo, nos estaremos perdiendo la compañía de miles de personas que, estén o no de acuerdo contigo (que no lo van a estar en todo, sólo faltaría) caminan a tu lado. Puedes mirarlas, tocarlas, sonreir a aquellas que veas más tristes, saludar a aquellas que crees conocer. Puedes escuchar sus conversaciones, lo que les inquieta, lo que les preocupa, lo que les alegra. Puedes escuchar sus risas, y compartirlas. Puedes observar sus caras, sus movimientos, sus miradas. Vivir ese momento con todos ellos sin sentirte cohibido en absoluto.

Poco tiene que ver con política el disfrutar de la gente. Y en pocas ocasiones tenemos la oportunidad de disfrutar así de la gente, de las personas. Me cuesta imaginarme que un día normal, al ir caminando hacia la facultad, una señora, la misma de esta tarde, se parara junto a mí y me ofreciera un puñado de pipas. Así, sin más.


Aunque sólo haya sido por eso, me alegro de haberme manifestado esta tarde junto a esa señora y su familia. 

4 comentarios:

  1. Jo, aquí ha sido horrible ver llorar a los niños en los brazos de sus padres que corrían esquivando gases,bolas y porras. Uuuf (leyre)

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  2. Muy bueno!! toda la razón

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  3. genial, quedar con algunas de tus compañeras de trabajo donde esta mañana no podíamos hablar de nada, pero las guerrilleras de la guarde hemos salido a la calle, hemos pitado nuestro silbato (el mismo que protege de varias cosas a nuestros niños en el patio), hemos intercambiado gritos de guerra, hemos juntando nuestras ganas por un mundo mejor y por supuesto por una educación para todos. también me ha encantado ver a las mamás y papás con sus niños, seguro seguro, que algo les queda a los más peques de la casa¡¡¡ Raquel

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  4. Weno, ahí voy por segunda vez jejeje

    Yo lo que quería plantear básicamente el recelo que tengo cuando se habla de las huelgas y los sindicatos. Evidentemente estoy muy de acuerdo con la entrada y con los comentarios, pero no puedo evitar pensar que lo que realmente se valora en estos casos es el hecho de la manifestación (OJO no la huelga). Cuando yo he estado en otras manifestaciones, igualmente he sentido esa "fuerza" que surge de la colectividad, y que nos lleva en algunos instantes a pensar que la fraternidad, la paz, la convivencia, el diálogo... son una cosa posible.

    Lo que quiero decir es, ¿que se consigue con una huelga general (huelga de transporte, huelga de basuras,...)? Y lo pregunto con toda sinceridad y espero vuestra clemencia, porque tal vez he reflexionado poco sobre este asunto. Entiendo que tiene un valor, como herramienta de desobediencia civil, muy demostrado a lo largo de la historia. Pero no deja de ser una herramienta, habiendo un taller entero. A mi me da la sensación, tal vez porque es lo que ha visto mi generación, de que el poder se ha "inoculado" ante la huelga. El sistema se ha inmunizado al parón puntual del 90% de sus participantes (y en una huelga no deja de trabajar ni el 70%, y no deja de consumir ni el 10%), por decirlo de alguna manera (sin datos objetivos lo digo).

    Quizás estemos en la obligación de exigirnos primero un cambio en cómo nos organizamos; imaginar y diseñar nuevos sindicatos/agrupacioes/movimientos con capacidad de crear herramientas efectivas para el cambio. No podemos resolver los problemas de hoy con sindicatos y huelgas de hace 50 (suena a argumento copiado jaja pero realmente lo comparto). Creo que en vez de llevar pancartas a lo mejor deberíamos llevar el movil o el portatil e intercambiar datos, saturar servicios, crear nuevas redes...por proponer algo. Desobediencia civil 2.0.

    JFL.

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